lunes, 20 de junio de 2016

El Imperio Huari


Diversos trastornos climáticos (sequías del siglo VI y fenómenos del Niño fuertes en el siglo VII) afectaron negativamente a las culturas costeñas. Parece ser que las culturas serranas se adaptaron mejor a la nueva situación porque las de la costa iniciaron cierta decadencia. El Estado Tiahuanaco alcanza una enorme influencia por todo el sur peruano, el norte chileno y buena parte de Bolivia. En la sierra sur peruana, la cultura huarpade Ayacucho se vio fuertemente influenciada tanto por el esplendor de las creencias y rituales de Tiahuanaco como por el intercambio comercial con los nazca de la costa, hasta generar un proceso cultural original, desarrollando un tipo de urbanismo desconocido hasta entonces en los Andes. Pronto los ayacuchanos hicieron de la ciudad de Huari su centro, dotándola de grandes templos, calles ortogonales y sistemas de canales de agua dentro de la ciudad. Los huari, aprovechando las laderas de los cerros, iniciaron un tipo de agricultura de bancales o andenes en las montañas a una escala nunca antes vista. Así generaron los excedentes económicos suficientes para emprender la expansión de sus dominios y cultura.

La cultura Huari se expandió entre el 600 y el 900 d.C. hasta Cajamarca y Lambayeque por el norte y hasta la frontera conTiahuanaco (a la altura de Sicuani y Moquegua) por el sur, construyendo redes de caminos y popularizando sus formas de gobierno y su estilo de ciudad. Muchos consideran por ello a Huari como el primer imperio andino. Como huella de este proceso está la difusión de la iconografía propia del sur, en particular de los diseños de inspiración Tiahuanaco. Importantes centros huaris en territorio panandino fueron: Wiracochapampa (La Libertad), Pachacámac (Lima), Huilcahuaín (Callejón de Huaylas, Áncash),Huarihuilca (Junín), Piquillacta (Cuzco), Cerro Baúl (Moquegua), Castillo de Huarmey (costa de Áncash).
Hacia el 900 d.C. empezó la decadencia de Huari, por razones que nos son desconocidas. Las diferentes regiones del imperio se fueron independizando del poder de la capital y finalmente esta quedó abandonada y acabó siendo saqueada. Luego de desaparecer el poder imperial las grandes ciudades fueron abandonadas y en muchas regiones se regresó a la vida basada en aldeas poco desarrolladas. Otras regiones, sin embargo, se embarcaron en un nuevo florecimiento regional fundándose de esta manera los reinos y señoríos del periodo Intermedio Tardío tales como LambayequeChimúChancay, el señorío Ichma, el señoríochincha o el proto señorío Inca. Sin embargo, los enfrentamientos entre estos señoríos no acabaron y la formación de ejércitos, batallas e intentos de conquista continuarían siglos después.
La ciudad sagrada de Pachacámac, un gran centro de peregrinación de la costa central, que con los huari había alcanzado gran esplendor, tras la decadencia de estos se alzó como centro del señorío Ichma (Lima).

Culturas Regionales

Hacia el 200 a.C. la civilización andina había evolucionado a formas políticas más complejas. La agricultura se hizo extensiva, construyéndose grandes irrigaciones sobre los desiertos de la costa norte y central e ingeniosos acueductos subterráneos en la costa sur. Las sociedades MocheNazcaRecuayCajamarcaVicusLima y Tiahuanaco (esta con capital en un gran centro ceremonial del mismo nombre en el norte de Bolivia) son las más conocidas y exitosas de este período. La mayoría de ellas parece haber estado regida por sofisticadas élites guerreras que alentaban la producción de objetos de arte de gran calidad, que son considerados algunas de las obras más importantes del arte americano precolombino (especialmente la alfarería moche, nazca y recuay; el tejido nazca, la joyería moche, el arte lítico tiahuanacota).

  • La cultura moche se desarrolló entre 200 a 700 d.C., en el valle de Moche, y se expandió por los valles del norte del Perú. Fue una sociedad clasista en la que los sacerdotes ejercían un rol importante. En 1987 se descubrió la fastuosa tumba del Señor de Sipán, un gobernante moche del siglo IV d.C., en el valle de Lambayeque. La cerámica moche, escultórica y realista, es considerada como una de las mejores de las culturas precolombinas, destacando los llamados huacos retratos, en los que expresaron los diversos estados de ánimo de una persona. En cuanto a la arquitectura, destacan sus pirámides de adobe conocidas como las Huacas del Sol y de la Luna. Resalta también su orfebrería, de avanzada técnica, como se denota en la joyería desenterrada del Señor de Sipán.
  • La cultura nazca se desarrolló básicamente en los valles del actual departamento de Ica, alrededor del siglo I y entró en decadencia en el siglo VII. Su centro estaba ubicado en Cahuachi. Es de destacar su cerámica policromada, decorada con figuras de hombres, animales, plantas, etc., así como su arte textil. Pero lo más impresionante de esta civilización es su red de acueductos, que constituye una verdadera hazaña de su ingeniería hidráulica, así como los trazos gigantescos efectuados en las Pampas de Nazca, conocidos como Líneas de Nazca, cuyo fin aún se discute.
  • La cultura recuay se desarrolló en la sierra del actual departamento de Áncash, entre los años 200 d.C. a 600 d.C. Su expresión cultural más llamativa es su litoescultura, destacando los célebres monolitos Recuay, bloques de piedra de forma casi cilíndrica, esculpidos aparentemente para representar a guerreros de rango elevado. Su cerámica representativa la conforman los pacchas, cántaros ceremoniales con la particularidad de ostentar un caño por donde era vertido el líquido del recipiente.2
  • La cultura cajamarca tuvo su centro cerca de la actual ciudad de Cajamarca, en la sierra norte del Perú, desarrollándose entre los años 200 a 800 d. C. Tuvo características peculiares, destacando en textilería, metalurgia y cerámica; esta última es muy original y sofisticada. Su ceramio típico es un vaso trípode o con tres patas. Los cajamarcas solían enterrar a sus difuntos en nichos excavados en la roca, conocidos generalmente como “ventanillas”, como las de Otuzco.
  • La cultura vicús, se desarrolló en el actual departamento de Piura, al norte del Perú, entre los años 300 a.C. y 500 d.C. Destacaron en metalurgia y orfebrería, llegando a dominar diversas técnicas para fundir y trabajar los metales, como el uso de moldes, el dorado de metales, soldadura, aleación, laminado, recorte y amalgama. Trabajaron especialmente el cobre, el oro y el cobre dorado. Su cerámica se caracteriza por su aspecto macizo y rústico, así como su tendencia realista y naturalista.
  • La cultura lima se desarrolló en los valles de Chillón, Rímac y Lurín, en el actual departamento de Lima, entre los años 100 y 700 d.C. Sus principales centros fueron Maranga (la ciudad de adobitos), la Huaca Pucllana y el santuario de Pachacámac (primera fase); y en su fase final, Cajamarquilla. Su arquitectura se destaca por el uso de pequeños ladrillos de adobes, así como de tapiales, a base de los cuales construyeron elevadas pirámides.4 Para ampliar el terreno agrícola, los lima realizaron en el valle del Rímac obras monumentales de ingeniería hidráulica, cuyos restos se pueden ver hoy día en el río Surco y el canal de Huatica. Su cerámica se divide cronológicamente en dos estilos: el estilo interlocking o Playa Grande, caracterizado por su decoración en forma de pez o serpiente entrelazadas; y el estilo Maranga, con su fase final Nievería, que se caracteriza por estar modelada en diversas formas, con fino acabado y elegante decoración.
  • La cultura tiahuanaco se desarrolló en el altiplano o meseta del Collao, entre los actuales países de Perú, Bolivia y Chile. Su centro estuvo en Tiahuanaco o Tiwanaku (al sur de la actual ciudad de La Paz y cerca al lago Titicaca), que se constituyó en un importante centro religioso y urbano, hacia donde iban en peregrinación multitudes de personas. Destacan allí imponentes construcciones arquitectónicas, como la pirámide de Akapana, el Puma PunkuKalasasaya, el templete semisubterraneo, entre otros. Ejemplos de su litoescultura son los monolitos Bennett y Ponce, y especialmente, la Portada de Sol, con la imagen del dios de los báculos, después llamado Viracocha.6 La técnica arquitectónica tiahuanaco sería aprovechada posteriormente por los incas. Esta cultura, inexplicablemente, colapsó hacia el año 1100 d.C.


El Oncenio (1919-1930)

El Oncenio (1919-1930)

Consumado el golpe de estado del 4 de julio de 1919, Augusto B. Leguía asumió el poder como presidente transitorio. Disolvió el Congreso y convocó a un plebiscito para aprobar una serie de reformas constitucionales. Simultáneamente, convocó a elecciones para elegir a los representantes de una Asamblea Nacional, que durante sus primeros 30 días se encargaría de ratificar las reformas constitucionales, es decir, haría de Asamblea Constituyente, para luego asumir la función de Congreso ordinario. Esta Asamblea se instaló el 24 de setiembre de 1919 y ratificó como Presidente Constitucional a Leuía, el 12 de octubre de 1919. Finalmente, dio la Constitución de 1920.
Este segundo gobierno de Leguía, autodenominado «Patria Nueva», se prolongaría por once años, ya que, tras sendas reformas constitucionales, se reeligió en 1924 y en 1929. Por eso se le conoce también como el Oncenio.
Fue una época en que se restringieron las libertades públicas. El diario opositor La Prensa, fue asaltado y confiscado. Se barrió también con la oposición en el Congreso, que quedó sometido al Ejecutivo. Los opositores políticos fueron perseguidos, presos, deportados y hasta fusilados.
La preocupación esencial de Leguía fue la modernización del país, lo que quiso imponer a paso acelerado. Suceso notable de este período fue la celebración pomposa del Centenario de la Independencia del Perú en 1921, cuyo acto central fue la inauguración de la Plaza San Martín, en el centro de Lima. Un gigantesco programa de obras públicas fue financiado con empréstitos obtenidos del exterior. Se arreglaron y pavimentaron muchas avenidas, calles y plazas, y se abrieron varias avenidas, como la Avenida Progreso (hoy Venezuela) y la Avenida Leguía (hoy Arequipa). Se fomentó la política colonizadora, se realizaron importantes obras de irrigación en la costa y obras viales en toda la República, entre otras.
Medida impopular fue la Ley de Conscripción Vial (1920) que obligaba a todos los hombres de 18 a 60 años de edad a trabajar gratuitamente en la construcción y apertura de carreteras, por espacio de 6 a 12 días al año, lo que en la práctica afectó mayormente a la población indígena.
En el aspecto internacional, se firmaron dos tratados internacionales muy polémicos:
  • El Tratado Salomón-Lozano, con Colombia, el 24 de marzo de 1922, que fue aprobado por el Congreso en 1927. Cedía a Colombia "Trapecio Amazónico", donde se hallaba la población peruana de Leticia.
  • El Tratado Rada Gamio-Figueroa Larraín, con Chile, el 3 de junio de 1929. Puso término a la dilatada y espinosa cuestión limítrofe con el vecino país del sur. Ambas partes renunciaron a la realización del tantas veces postergado plebiscito de Tacna y Arica, y acordaron el siguiente arreglo: Tacna regresaría al seno de la patria peruana, y Arica permanecería en Chile.
En el aspecto político se eclipsaron los viejos partidos y surgieron los primeros partidos modernos que aglutinaron a los sectores medios y populares de tendencias reformistas o revolucionarias: el Partido Aprista, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre y el Partido Socialista Peruano, fundado por José Carlos Mariátegui.

En el aspecto económico, se incrementó notablemente la dependencia hacia los Estados Unidos debido a los fuertes empréstitos contraídos a los bancos norteamericanos para realizar obras públicas; la deuda llegó a los 150 millones de dólares en 1930. Ello provocó una aparente bonanza, que finalizó al estallar la crisis mundial de 1929 afectando directamente a la población, siendo el factor que aceleró la caída de Leguía, sumado al descontento por la evidente corrupción administrativa y por la firma de los tratados con Colombia y Chile.
El 22 de agosto de 1930 el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, al mando de la guarnición de Arequipa, se pronunció contra Leguía. El movimiento revolucionario se propagó rápidamente por el sur del país. En las primeras horas de la madrugada del 25 de agosto la guarnición de Lima, obligó a renunciar a Leguía. El poder quedó en manos de una Junta Militar de Gobierno presidida por el generalManuel María Ponce Brousset. Dos días después este entregaría el poder a Sánchez Cerro, quien arribó a la capital en avión. Así finalizó el Oncenio.





La Reconstrucción Nacional (1884-1895)


Tras la guerra del Pacífico, se inició el período de la Reconstrucción Nacional, es decir, de resurgimiento económico, político y social. Aunque fue este un período de relativa calma, en realidad el país no conoció la reactivación económica ni la paz política sino hasta 1895. Esta etapa es también conocida como la del Segundo Militarismo, pues los caudillos militares volvieron al ruedo político, aunque esta vez no como vencedores, sino como vencidos.
El gobierno de Iglesias, firmante de la paz con Chile, era enormemente impopular. Quien gozaba de renombre era el general Cáceres, el héroe de la resistencia. El país quedó dividido en dos bandos: los "azules", que seguían a Iglesias, y los "rojos", a Cáceres. Estalló la guerra civil de 1884-1885. Cáceres logró “huaripampear” o poner fuera de juego al ejército principal de Iglesias en la sierra central, en una brillante estrategia militar, luego de lo cual atacó Lima, donde puso sitio al Palacio de Gobierno, en noviembre de 1885. Iglesias se vio obligado a renunciar a la presidencia y el poder quedó provisoriamente en manos del Consejo de Ministros presidido por Antonio Arenas. Este convocó a elecciones en las que ganó abrumadoramente Cáceres.
El primer gobierno de Andrés A. Cáceres (1886-1890) afrontó la reconstrucción del país, especialmente en el campo económico. Puso fuera de curso el devaluado billete fiscal o papel moneda; creó impuestos nuevos; intentó la descentralización tributaria; y para solucionar el problema de la enorme deuda externa firmó el Contrato Grace por el cual entregó los ferrocarriles a los acreedores.

A Cáceres le sucedió uno de sus partidarios, el coronel Remigio Morales Bermúdez (1890-1894). Este llevó a cabo un discreto gobierno y debió enfrentar la negativa de Chile a convocar el plebiscito de Tacna y Arica. Víctima de una enfermedad, Morales Bermúdez murió el1 de abril de 1894, antes de concluir su mandato. Lo sucedió el segundo vicepresidente Justiniano Borgoño, quien allanó el camino para la vuelta al poder del general Cáceres y convocó a unas elecciones que fueron muy cuestionadas. Cáceres triunfó en dichos comicios y por segunda vez asumió la presidencia en 1894. Sin embargo su gobierno carecía de legitimidad.
El anticacerismo formó la Coalición Nacional, integrada por los demócratas y civilistas, que eligieron como líder a Nicolás de Piérola (jefe de los demócratas), entonces desterrado en Chile. En todo el Perú surgieron partidas de montoneros que se sumaron a la causa de la Coalición. Piérola retornó al Perú, y en Chincha dio un Manifiesto a la Nación, tomando el título de Delegado Nacional. De inmediato se puso en campaña sobre Lima, al frente de los montoneros. Estos atacaron la capital del 17 a 19 de marzo de 1895, desatando una lucha muy sangrienta. Al verse desprovisto del apoyo del pueblo, Cáceres renunció y partió al exilio. La guerra civil costó unas 4000 vidas.86 Se instaló una Junta de Gobierno presidida por Manuel Candamo, que convocó a elecciones en las que triunfó abrumadoramente Piérola.

La guerra con Chile (1879-1883)

La guerra con Chile (1879-1883)


El incidente que desató la llamada Guerra del Pacífico (mejor llamada Guerra del Guano y del Salitre), fue un diferendo entre Chile y Bolivia por un problema de impuestos. El Perú se vio obligado a ayudar a Bolivia, pues había firmado con esta nación el Tratado de Alianza Defensiva de 1873. El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra al Perú. Poco antes, Bolivia había declarado la guerra a Chile. Si bien la causa inmediata para que el Perú se viera arrastrado en este conflicto fue el Tratado con Bolivia de 1873, la historiografía peruana es unánime al sostener que la causa profunda de esta guerra fue la ambición de Chile de apoderarse de los territorios salitreros y guaneros del sur del Perú.85 En una primera etapa de la guerra, la campaña naval, la marina peruana repelió el ataque chileno hasta el 8 de octubre de 1879, día en el que se libró el combate naval de Angamos, en donde la armada chilena acorraló al monitor Huáscar, el principal buque de la marina peruana comandado por el Almirante Miguel Grau Seminario, quien murió en la refriega y se convirtió desde entonces en el mayor héroe del Perú.
Luego de vencer a la escuadra peruana, Chile dio inicio a la campaña terrestre de la guerra. Esta se prolongaría por casi cuatro años. Comenzó con el desembarco de Pisagua. Luego se libró la campaña de Tarapacá, marcada por la derrota peruana en San Francisco. Tras una estéril victoria en Tarapacá, los restos del ejército peruano retrocedieron hacia Arica, dejando en poder de Chile toda la provincia de Tarapacá. La siguiente campaña, la de Tacna y Arica, significó otra derrota para los peruanos y sus aliados bolivianos, concretada en la batalla del Alto de la Alianza. Luego se produjo la heroica resistencia peruana en la plaza de Arica, donde el coronelFrancisco Bolognesi, al mando de un reducido ejército, sucumbió ante el ataque abrumador del enemigo, cumpliendo su promesa de “pelear hasta quemar el último cartucho” (7 de junio de 1880).

Fracasadas unas conferencias de paz, Chile abrió la campaña de Lima. El nuevo gobierno peruano, encabezado por el dictador Nicolás de Piérola (que había asumido el poder tras el viaje de Prado hacia el extranjero), organizó la defensa de la capital, construyendo reductos en el sur de Lima. Los defensores peruanos, mayormente milicianos, se batieron tenazmente en San JuanMiraflores, el 13 y el 15 de enero de 1881, respectivamente. Victoriosos los chilenos, ocuparon Lima. En La Magdalena se instaló el gobierno provisorio de Francisco García Calderón, quien por su negativa a pactar una paz con cesión territorial, fue apresado y confinado en Chile. A García Calderón le sucedió el contralmirante Lizardo Montero Flores, que instaló su gobierno en Arequipa.

Pese a los descalabros de los ejércitos peruanos, la guerra continuó gracias a la resistencia que en la sierra peruana comandó el general Andrés Avelino Cáceres, quien obtuvo los triunfos de Pucará, Marcavalle y Concepción (departamento de Junín, en la sierra central), entre el 9 y el 10 de julio de 1882. Sin embargo, el general Miguel Iglesias, impactado por las severas represiones que los chilenos ejercían sobre las poblaciones civiles, dio el Grito de Montán (31 de agosto de 1882), reclamando la firma de una paz definitiva con Chile, para iniciar de una vez la tarea de la Reconstrucción del país. Cáceres se opuso a este planteamiento y trasladó sus fuerzas hacia el norte, pero tras su derrota en la batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883), Iglesias, ya en el poder, tuvo el camino libre para firmar con Chile el Tratado de Ancón que puso fin a la guerra (20 de octubre de 1883). Mediante este Tratado, el Perú entregaba a Chile a perpetuidad la provincia de Tarapacá, mientras que las provincias de Tacna y Arica quedaban sujetas a la administración chilena por diez años, al cabo de los cuales se debía realizar un plebiscito para decidir el destino final de ambos territorios.
La guerra con Chile fue la mayor catástrofe bélica que sufrió el Perú en su historia republicana. Significó la pérdida de más de 10,000 vidas humanas así como la total destrucción de las fuerzas productivas del país, sumado al sentimiento de humillación que marcaría durante mucho tiempo al espíritu de la nación.














El siglo XVIII en Lima

Lima siglo XVIII

En el siglo XVIII, se liberalizó parcialmente la economía. Al abrirse todos los puertos sudamericanos al libre comercio, Lima perdió parte de su poder económico y sus clases dirigentes entraron en franca decadencia.
Como en tiempos de los incas, hubo diferentes insurrecciones contra el poder establecido. Las grandes insurrecciones de Juan Santos Atahualpa en la selva central (1742–1756), la del curaca José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II, en 1780 y la continuación de esta porTúpac Katari en el Alto Perú desestabilizaron el orden colonial y determinaron severísimas represiones de parte de las autoridades. Es entonces cuando el virreinato empieza a militarizarse y los virreyes se preparan para afrontar los tiempos turbulentos de la independencia.








Los incas legendarios

Los incas legendarios


Según una leyenda transmitida por el Inca Garcilaso de la Vega, el fundador de la dinastía inca fue Manco Cápac, que, junto con su esposaMama Ocllo, salió del lago Titicaca, enviado por su padre el Sol para fundar una ciudad destinada a civilizar y unificar el mundo andino. La pareja real llegó hasta la región del actual Cuzco, donde se hundió una varilla que llevaban consigo, señal que el Sol les daba indicándoles el sitio donde debería realizarse la fundación. Otra leyenda (posiblemente la que más se ajusta a la tradición inca), menciona a Manco Cápac como integrante de un grupo de cuatro hermanos y sus esposas, también de origen solar, que salieron de las ventanas o grutas del cerro Tamputoco, al sudeste del valle de Cuzco. Manco eliminó primero a sus hermanos, tras lo cual se estableció con sus hermanas y algunos parientes en el valle de Cuzco. Sus sucesores consolidaron el dominio inca en el valle (Curacazgo Inca) y empezaron a enfrentarse a los pueblos vecinos: Sinchi Roca, que solo fue un jefe militar o sinchiLloque Yupanqui, que llegó a concretar alianzas con distintos pueblos circundantes, iniciando la llamada Confederación IncaMayta Cápac, que logró una victoria sobre los alcahuizas; Cápac Yupanqui, que venció a los condesuyos; Inca Roca, que venció a otros pueblos vecinos; y Yahuar Huaca, cuyo gobierno fue breve y sucumbió a manos de los condesuyos; y Viracocha, que salvó al Estado inca logrando triunfar sobre los pueblos hostiles y emprendiendo luego expediciones victoriosas.
La verdad histórica que se desentraña de estos relatos es que los incas habrían sido una etnia (posiblemente quechua), que hacia el siglo XIII d.C. llegaron al valle de Cuzco, procedente de la región adyacente al lago Titicaca (altiplano boliviano). Una teoría postula que los incas serían herederos del antiguo imperio huari. En el valle del Cuzco se habrían mezclado con algunos pueblos y expulsado a otros. En el siglo siguiente, lograron imponerse a las poblaciones más cercanas al valle cusqueño y paulatinamente extendieron sus territorios, combatiendo a sus enemigos collas (del altiplano, en la actual Bolivia) y chancas (de las actuales regiones de Ayacucho y Apurímac), en unión con sus aliados quechuas.
Siguiendo con el relato legendario, con la muerte de Viracocha se iniciaron las disputas por el trono. El sucesor legítimo fue depuesto por su hermano Cusi Yupanqui, que adoptó el nombre de Pachacútec (el que transforma la tierra) y encabezó la defensa del Cuzco sitiado por los chancas, logrando el triunfo. Este episodio, que ocurrió hacia el año 1438, marcó el inicio del periodo imperial incaico, es decir, el de las grandes conquistas.